Tras su boda en Viena, Sissi empieza su nueva vida como Emperatriz de Austria, pero pronto la rigidez del protocolo se convierte para ella en un verdadero problema. Entre ella y Sofia, su suegra, nace un profundo resentimiento que estalla en el cumpleaños de la hija de Sissi: Sofia, apelando a una antigua tradición de la Corte, se opone a que la niña sea criada por su madre. Al final llegan a un acuerdo, por el que Sissi podrá educar a su hija si se compromete a cumplir sus obligaciones cortesanas
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