La joven Laura, que de niña estuvo apunto de morir ahogada, convive en cuatro estratos sociales con cuatro nombres distintos y gusta de pasear en panteones. Está obsesionada con la idea de que la misericordia de Dios es infinita, y nadie puede condenarse y comete e insita a la gente a hacer actos pecaminosos pensando en que Dios es padre comprensivo y todo perdona a sus hijos.
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