Cada primavera, en la pequeña ciudad portuaria de Beaufort, en Carolina del Norte, cuando el aire tiene un aroma a pino y sal marina, Landon Carter rememora su último año en el Instituto de Beaufort y se acuerda de Jamie Sullivan, la chica que cambió su vida.Jamie era la última persona de la que podría pensarse que Landon se enamorase. Seria y conservadora, Jamie era todo menos fría, y no le importaba. Su confianza en sí misma no dependía de la opinión de los demás. Hija del ministro bautista del pueblo, a Jamie no le importaba decir a los demás que su fe era lo más importante en su vida, incluso si eso le suponía perder algunos amigos.Landon era uno de tantos: un tío temperamental, desnortado, que destacaba en el instituto por su aspecto y su carácter. A sus amigos les divertía burlarse de todos cuantos no eran como ellos y solían criticar a Jamie por su vestimenta sobria y su conducta taciturna. Landon y su pandilla mandaban en la escuela, pero su efímero reinado finalizaría pronto, cuando finalizase la escuela y comenzase la vida, aunque no fuesen consciente de ello.
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